¿De dónde salieron los patinetes eléctricos? “Hace una década, los patinetes, los viajes compartidos, y las bicicletas eléctricas ni siquiera existían en nuestro vocabulario”, escribe Sergio Avedian en un artículo en el que se pregunta “¿se está acabando la era del patinete?”. Pueden parecer nuevos, pero mostraría muy poca visión pensar que los patinetes y la micromovilidad en general solo han aparecido últimamente en la escena para abarrotar las calles de las ciudades, instigar “guerras de patinetes”, y convertirse en un montón de alquileres rotos. En realidad, las bicicletas y los patinetes con motor existen desde hace al menos tanto tiempo como el coche.
El patinete de pataleo de madera con ruedas de patín, rudimentario pero a su vez muy eficaz, se remonta a finales del siglo XIX, cuando también se desarrollaron las bicicletas motorizadas. El primer patinete motorizado para adultos, el Autoped, fue desarrollado en 1913 y patentado en 1916 por el inventor Arthur Hugo Cecil Gibson (visto en la foto de portada).
Fabricado entre 1915 y 1922, el patinete prometía revolucionar los viajes cortos, los desplazamientos al trabajo, la vida de los médicos, los estudiantes, “los tenderos, los farmacéuticos y otros comerciantes”, “los coleccionistas, los reparadores, los mensajeros” y “cualquier otra persona que quiera ahorrar dinero, tiempo y energía en sus desplazamientos”.
El patinete con motor de gasolina, de dos ruedas y plegable, se comercializaba como el “vehículo motorizado de los millones”, con 125 millas por galón y “un precio tan bajo que casi todo el mundo puede permitirse uno”. Eso no era exactamente cierto. Unos cien dólares daban para mucho más en los años 1910s y 20s que hoy. Pero el Autoped estaba bien diseñado. Contaba con neumáticos de 10 pulgadas y un motor de 4 tiempos de 155 cc, refrigerado por aire en su rueda delantera que, según se dice, podía generar velocidades de hasta 35 mph. El conductor empujaba el mecanismo de dirección hacia delante para conectar el embrague y aplicar fuerza a una palanca del manillar para controlar la velocidad. Tirar la columna de dirección hacia atrás activaba el freno del Autoped.
Al igual que el Unagi Model One, la barra de dirección del Autoped era plegable para facilitar su almacenamiento. Sin embargo, con un peso de más de 100 libras, el patinete no era portátil, y tampoco era especialmente asequible. Pero, al igual que el patinete eléctrico, superó las expectativas iniciales y atrajo a una amplia gama de usuarios. A pesar de ser caracterizado como un juguete para los ricos, el Autoped fue conducido por repartidores, trabajadores postales, y policías de tráfico de Nueva York, y fue capturado en varias fotografías de la época. El Autoped también llegó en un momento de importantes reformas políticas y de creciente movilidad para las mujeres, tanto en sentido literal como figurado.
El vehículo se convirtió en un símbolo de la emancipación femenina durante la era Progresista. La revista de humor británica Puck publicó un anuncio con una chica flapper acelerando sobre un Autoped. “Cuidado con la chica del Autoped”, decía. La sufragista y socialité Florence Priscilla fue fotografiada en su Autoped. La imagen feminista del patinete persistió incluso cuando este evolucionó para su uso especializado en bases militares, aeropuertos y estudios de Hollywood, y cuando otros fabricantes siguieron el ejemplo del Autoped, según lo que escribe Chris Wild en Mashable.
ABC Motorcycles produjo el Skootamota, que tenía una velocidad máxima de 15 mph (24 km/h), y The Gloster Aircraft Company presentó el Reynolds Runabout en 1919, seguido del Unibus en 1920. El Unibus fue promocionado como el “coche sobre dos ruedas”.
Algunos de estos primeros diseños de patinetes eran inestables, incómodos de conducir, y difíciles de manejar. En las décadas que precedieron a la Segunda Guerra Mundial gradualmente se introdujeron una serie de mejoras, como luces y frenos eficaces, marchas, suspensión, carrocerías cerradas y protectores de piernas.
Cabe destacar que Amelia Earhart tomó varias fotos con su Autoped en los años 1930, entre ellas una fotografía con su alumna, June Travis, que se tomó el día en que recibió su primera lección de vuelo en 1935.
En las décadas siguientes, los patinetes tanto de pie como con asiento, de pataleo como los motorizados, vieron su popularidad subir y bajar. Y de vez en cuando, algunas marcas probaban su suerte en la producción de estos vehículos.
Mientras tanto, el patinete de pataleo no motorizado fue revolucionado cuando Wim Ouboter inventó un modelo ligero y portátil en 1990 (supuestamente para cubrir la última milla entre su casa y la tienda local de salchichas en Zúrich). Aunque su primera creación se convirtió en un pensamiento marginal, Outboter la siguió retocando y creó una versión de tres ruedas—el Kickboard—que presentó en asociación con la empresa estadounidense de artículos deportivos K2 en la Feria Internacional del Deporte de Múnich en 1998. En 1999, el éxito del Kickboard precipitó el lanzamiento de la empresa de Outboter, Micro Mobility Systems, que fabricó su concepto original de dos ruedas.
La demanda del patinete fue tan alta que Ouboter permitió a su socio de producción taiwanés distribuir el patinete en los Estados Unidos a cambio de una comisión bajo el nombre de “Razor”, y en el 2003 la popularísima marca añadió un motor eléctrico. La historia del patinete eléctrico moderno comienza después del 2009, cuando la tecnología de las baterías de iones de litio se perfeccionó lo suficiente como para integrarse en vehículos pequeños como los patinetes que se pueden cargar en casa.
A mediados de la década del 2000, la popularidad de los patinetes sufrió de una monumental y dramática caída con un dispositivo eléctrico poco común (y muy caro), dotado de dos ruedas y un sistema de auto equilibrio, llamado Segway. Este fue desarrollado por Dean Kamen a partir del diseño de la silla de ruedas con auto-equilibrio “iBOT” de la Universidad de Plymouth.
La emoción en torno a los vehículos eléctricos ligeros se desvaneció durante algún tiempo, hasta que el empresario estadounidense Shan Chen lanzó una campaña en Kickstarter para recaudar fondos para su Hoverboard de auto-equilibrio. El Hoverboard, que fue un éxito entre los famosos, ganó popularidad en todo el mundo en el 2015 y dio lugar a una cantidad casi incalculable de imitaciones. Esta falta de estándares y de garantía de calidad acabó con aquel vehículo que era más bien un juguete que un dispositivo de transporte.
Irónicamente, en el 2018, Segway reapareció para convertirse en la principal fuente mundial de la revolución del patinete, que continúa hasta el día de hoy. Esto ha llevado a la situación actual en la que Bird, Lime, y una barbaridad de patinetes eléctricos basados en el uso compartido ocupan las calles y los callejones de todas las ciudades modernas del mundo.
En lugar de aparecer de la nada, el patinete eléctrico moderno es el producto de más de 100 años de investigación, desarrollo, y pruebas reales por parte de inventores, ingenieros, y conductores. El patinete eléctrico Unagi E500 de motor doble es un patinete ligero de aluminio y fibra de carbono con una velocidad máxima de 15.5 mph, con frenos eléctricos, y una potencia instantánea máxima de 900W. Hecho para ser montado, plegado, y llevado a tu local de sushi favorito, es una oda a más de cien años de progreso tecnológico y estético en todas las categorías de patinetes. Con un esfuerzo continuo en investigación y desarrollo, todo el equipo de Unagi está impaciente por escribir la siguiente página en la no-tan-breve historia del patinete.